Por Andrea Greco de Álvarez
“La
Iglesia (“la barquilla de Pedro”, que le dicen) ha tenido muchas tempestades,
y
ha de tener todavía otra que está profetizada, en la cual las olas invadirán el
bordo”
Leonardo
Castellani.
Despertamos
a las crías a las siete de la mañana, desayunan y salen de la madriguera para ir
al colegio o a trabajar; a diferencia de los conejos normales, los conejos
cristianos no solemos tener problemas de dominancia ya que hay un solo macho
adulto, tampoco tenemos hábitos nocturnos y crepusculares, nosotros trabajamos,
estudiamos y nos alimentamos durante el día y en la noche volvemos a nuestras
madrigueras. Tampoco nuestras crías son fitófagos, con doble
digestión, como los demás conejos, ¡gracias a Dios! Otra diferencia es que no
solemos ser muy silenciosos pero, como ellos, sí emitimos fuertes chillidos
cuando estamos asustados o heridos y golpeamos fuertemente el suelo con nuestras
patas traseras cuando estamos muy exaltados o enfadados.