viernes, 1 de agosto de 2014

¿El precio de la obediencia o el costo del progresismo?


Por Juan del Águila

Esta semana, nos llegó al correo de Centinela un muy interesante artículo sobre la virtud de la obediencia y sus excesos. Ha sido escrito por alguien de nuestros pagos y en relación con los últimos acontecimientos de nuestra diócesis. Lo difundiremos en dos partes.
Para introducirlo, sin embargo, nos parece importante señalar algunos hechos, de general conocimiento, que han puesto el tema sobre el tapete. Es indudable que en nuestra pequeña iglesia sanrafaelina se vive ad intra, desde hace dos años y medio ya, una situación que ha llegado a tornarse por poco insostenible, para sacerdotes y laicos, y cuyo carácter principal gira en torno a la obediencia. No daremos una descripción muy detallada de sucesos que los lectores conocen o que pueden conocer por estar en boca de todos, sino que signaremos a modo de recordatorio los más importantes:


·      1er Marcha del Orgullo Gay. Corría el año 2012 y se presentaba la 1er marcha del orgullo gay en nuestra ciudad. Multitud de laicos se aprestaron en el atrio de la Catedral para defenderla de posibles desmanes- teniendo conocimiento de sucesos similares anteriores- y dar testimonio público de la incompatibilidad de tales eventos con la doctrina cristiana y católica. Nuestro obispo, intentando disuadirlos de tal acción por “promover la agresión”, tuvo varias discusiones con algunos de los laicos presentes.

·      Charlas de A. Caponnetto. Con motivo de la invitación del disertante a la ciudad (año 2012) por parte del Círculo Argentino de Estudios Sociales, nuestro obispo envía un comunicado a los directivos de colegios católicos y a los párrocos, prohibiendo el uso de tales lugares para las charlas y señalando cierta doctrina “herética” del autor, aunque jamás se aclaró cuál era esa doctrina, qué tesis la componían, dónde estaban escritas y cuándo se habían sostenido con pertinacia. La disputa, más bien, parecía una afrenta personal.
Este año, en una segunda invitación, circuló un aviso de “entredicho” que no tuvo mayores consecuencias para el Dr. Caponnetto que el de una amenaza, con el que se disuadía al disertante de acercarse a la diócesis.

  ·      Autoconvocadas 2013.En la catedral de San Juan, hechos harto conocidos, se produce una cruza de opiniones con el obispo y los organizadores de la “defensa” de la catedral, por el no cumplimiento de las condiciones con que se había decidido la acción. Hay intervención de una gran cantidad de jóvenes sanrafaelinos.

·      Marcha de Cristo Rey 2013. En la marcha de Cristo Rey del año 2013, la cual hace años se realiza en nuestra diócesis, monseñor subió a reprender (con una falta de caridad pública) a varios expositores e hizo hincapié en apoyar el acto ecuménico realizado en la Catedral de Bs. As. en ocasión de la conmemoración del “holocausto” judío, a pesar de que a todas luces el hecho de católico tenía poco. Finalizada la marcha, en discusión con un nutrido grupo de laicos jóvenes y adultos, propuso la tesis de que, en los tiempos actuales, la figura de Cristo Rey es anacrónica y debe ser suplantada por la del Buen Pastor.

  ·      Represalias. Este mismo año, con motivo de las charlas que finalmente dictó el Dr. Caponnetto en el mes de junio, se han producido represalias contra sacerdotes y laicos que son de público conocimiento.

  ·  Suspensión de las ordenaciones. Este año, además, monseñor decidió suspenderlas ordenaciones diaconales (que ya se realizaron, gracias a Dios), alegando falta de formación y rebeldía en los candidatos por rehusarse a deponer la sotana cualquiera fuesen las circunstancias, por negarse terminantemente a permitir la guitarra en misa o por considerar de menor importancia el documento de Aparecida, cuyo valor magisterial es de simple sugerencia y no de las mas iluminadoras.

Teniendo en cuenta estos sucesos, ofrecemos a continuación las siguientes reflexiones sobre la virtud de la obediencia.

¿El precio de la desobediencia o el costo del progresismo? (artículo recibido)

Algunos acontecimientos recientemente sucedidos en la Diócesis de San Rafael y ciertos "castigos" impuestos a una parte del rebaño, tanto a eclesiásticos como a laicos, puede llevar a algunos a pensar que, aunque sea lamentable, es el precio debido por transgredir los límites de la obediencia debida.
Sinceramente creo que hay entre los cristianos un sentido adulterado de la virtud de la obediencia. Por lo que procuraré tipificar esas posiciones:

1-    Están quienes consideran que hay que obedecer en todo y que el único límite de la obediencia es el pecado. O sea, hay un único caso en que es lícito desobedecer: cuando la autoridad manda pecar. Sin embargo, esto no es así y es fácilmente comprobable. Hay otros límites  además  del pecado, frente  a los cuales debe detenerse  la autoridad.  En una familia  el   padre  no puede  “imponer”  a su hijo casarse con determinada persona o  elegir una profesión prescindiendo  de otras. Hay  allí  un límite  donde prevalece  la voluntad  libre frente  a la autoridad. Sin embargo casarse con Teresa o ser ingeniero no es pecado. El padre no está obligando al hijo a pecar, pero no tiene derecho a imponer su voluntad y el hijo tiene derecho a desobedecer.  ¿Cuál es el límite en este caso? El límite es la órbita propia de la autoridad paterna.
(Por otra parte, hay casos en que tras esta excusa de “obedecer siempre que el que manda no me mande un pecado” se hace usoentre los medios para “obedecer”, de manera pertinaz, la mentira. En el catecismo que me enseñaron la mentira es pecado, por lo que se estaría pasando ampliamente aún ese único límite fijado).

2-      Están quienes consideran que siempre que uno se sustrae de algún modo de la obediencia está pecando de soberbia, ya que la verdadera humildad implica obedecer aunque pueda uno tener un punto de vista mejor, porque siempre la rebeldía y la desobediencia son producto del mal espíritu. Sin embargo, se les escapa que el problema  no  consiste  en qué  punto  de vista sea  más perfecto, sino  en determinar  si lo que  se manda  cae  o  no  dentro  de la competencia de la autoridad. Y que si fuera cierto lo de la rebeldía y el mal espíritu, no serían santos unos cuantos  que debieron resistir e imponerse valientemente a los poderosos de su tiempo, varios de ellos “escándalo de muchos”, verdaderos reformadores, fundadores e iniciadores de enormes obras. Más aún si fuera cierto que la rebeldía y desobediencia es siempre producto del mal espíritu, estamos en serios problemas: los primeros desobedientes fueron los propios apóstoles tal como lo cuenta la Sagrada Escritura. “Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech 5, 27-29). “Y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hech 5, 40-42).

3-        Están quienes consideran que el hombre se salva seguro por la obediencia, pero si bien la  obediencia es una virtud, como enseña Castellani se puede caer en tres proposiciones teóricas falsas: a) Que la obediencia es la principal de las virtudes;  b) Que la obediencia suple a las otras virtudes; c) Que la obediencia suple, por ende, a la conciencia; se puede abandonar la propia conciencia (y es fácil, cómodo y seguro) en manos ajenas. Como enseña el raciocinio más elemental esto es absolutamente falso. Si fuera verdadero, desde Aristóteles en adelante, en vez de definir al hombre como animal racional deberíamos haberlo definido como animal obediente. Esta idea errónea llevaría a la destrucción de toda moral, de la vida interior y convertiría a la religión en un mero formalismo farisaico, donde sólo hay que obedecer. Esto no es así, Dios me juzgará por mi propia conciencia y no por la conciencia de otro.

16 comentarios:

  1. Una pregunta Centinela; ¿Llamar al Papa mentiroso cae dentro de la esfera de lo opinable?

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  2. Depende de si el papa haya mentido o no. El primer papa de la Iglesia, San Pedro, mintió tres veces la noche de la pasión diciendo "que no conocía" a Nuestro Señor Jesucristo. Lo relatan los evangelios. Si entendemos por "mentiroso" aquél que tiene la costumbre arraigada de mentir, está claro que San Pedro no lo era. De lo contrario no sería santo. Pero sí podemos decir que el mismo San Pedro, el primer papa de Nuestra Iglesia, mintió y que mintió tres veces la noche de la pasión.

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  3. "Doctor" Caponnetto????

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    1. Es Doctor "Honoris Causa" por la Universidad Autónoma de Guadalajara (México).

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    2. Es también Doctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Guadalajara.

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  4. Muy bueno el artículo y bastante esclarecedor, espero muchos lo lean, especialmente los laicos que creen que discernir es ser DESOBEDIENTE. Vivimos tiempos difíciles, donde reina la confusión y lamentablemente la jerarquía eclesial, quien por mandato divino tiene la autoridad para enseñar y proclamar la Verdad , aunque duela, renuncia a tal prerrogativa por considerarlo poco fraterno, por lo tanto debemos discernir constantemente.
    Carolina Figueroa

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  5. Interesante. El primer punto sobre la obediencia es especialmente convincente y original. Bien tratado el tema. Veremos qué dice la segunda parte.
    Saludos.

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  6. muy muy bueno, en san rafael hace mucho que padesemos que nuestro obispo tenga mil cuidados y precauciones con los políticos, los homosexuales los judios y hasta le haga un santuario a la loca endemoniada esa de la Isla... pero a los curas y laicos católicos los castiga todo el tiempo. dónde esta el pastor que cuida las ovejas?

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  7. Creo que aquí, Estimado Centinela, sus palabras no son tan limpias ni sus verdades son tan recias. Precisamente, los hechos históricos que usted menciona antes del artículo han sido falseados casi en su totalidad, lo cual distorsiona de forma irreparable las conclusiones posibles respecto de la obediencia.

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    1. Doble falacia. 1º: el artículo sobre la obediencia no depende de los hechos concretos que hemos citado al inicio. Es un ensayo con lógica interna y que trata sobre conceptos universales, aplicables a lo ocurrido tanto en San Rafael como en Taiwán. Reléalo desapasionadamente y verá lo que le digo. 2º: los hechos no han sido falseados ni mucho menos. La interpretación de los mismos quizás no sea correcta para ud., pero de ahí a decir que los hechos han sido "falseados casi en su totalidad" hay una gran diferencia. ¿Acaso no son ciertos y conocidos por todos los hechos traídos a colación? San Rafael es pueblo chico y sabemos bien cómo son las cosas...

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    2. El artículo intenta legitimar las desobediencias "debidas" a la autoridad eclesiástica de San Rafael, y esos hechos mencionados vienen a cuento de la materia en cuestión. Como usted afirma, es aplicable a lo sucedido en San Rafael. Aquí lo que importa es lo que busca probarse: los castigos impuestos por el Obispo son consecuencias del progresismo, lo cual convierte a las desobediencias en desobediencias debidas y a los sujetos de la desobediencia en fieles ortodoxos. Y los hechos mencionados al principio conforman precisamente la materia del asunto. Entonces, decir que artículo no depende de los hechos es una falacia.
      Con respecto a lo ocurrido, no me refiero a la interpretación de lo ocurrido,si no a los hechos mismo, los cuales sí han sido tergiversados. ¿La única prueba que aduce para la verdad de los hechos es que San Rafael es un pueblo chico?
      Creo como usted que la verdad debe ser dicha, pero en algo tan delicado conviene, en razón de honestidad, corroborar la realidad.

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    3. 1º Por supuesto que el artículo tiene relación con los hechos concretos de San Rafael. Eso es evidente, sino no lo hubiéramos publicado. Lo que intento decirle es que la relación no es determinante. Haga de cuenta que la introducción no existe y podrá aplicar el texto y su argumentación a lo que ocurre, por ejemplo, en las demás diócesis de Argentina. Por supuesto que a nosotros lo que nos interesa es lo concreto de San Rafael, nadie niega eso, pero es evidente que el artículo versa sobre conceptos universales. Creo que ud. sabe bastante sobre el tema como para no ver la diferencia.
      2º Ud. decía en el comentario anterior que "casi la totalidad de los hechos" ha sido tergiversada. Eso, a las claras, no es cierto. Sé que ud. mismo concuerda en que todas esas cosas ocurrieron. Probablemente, ya que no es la interpretación el problema, disentirá en la exposición de los detalles que hacen a los hechos citados y de la culpa que se atribuye a sus protagonistas. Para aducir la verdad de la versión de los hechos citados por Centinela no he dado, aún, ningún argumento. Que San Rafael es un pueblo chico no es un argumento de ningún tipo. Si quiere que debatamos sobre los hechos concretos deberá ud. especificar qué cosas son ciertas, cuáles dudosas y qué otras absolutamente tergiversadas. Recién entonces podremos empezar a argumentar sobre el tema.

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  8. 1°. Seguimos sin entendernos. En este artículo la relación sí es determinante. Lo que busca probarse es lo que ya mencioné:los castigos impuestos por el Obispo son consecuencias del progresismo, lo cual convierte las desobediencias en desobediencias debidas y a los sujetos de la desobediencia en fieles ortodoxos. Por lo tanto, las conclusiones finales del artículo no se refieren al ámbito de lo universal. Las conclusiones de alcance universal, no constituyen la conclusión del artículo, no son el fin. Están en valor de premisas, es decir en calidad de medio.Los hechos mencionados conforman el statu quo, al cual se aplica la conclusión de carácter universal, para poder concluir que las represalias son el precio que hay que pagar por el progesismo serpentante en nuestra alta Curia Eclesiástica sanrafaelina. De esta forma, hay que ofrecer las pruebas que legitiman la afirmación de las proposiciones que están en calidad de premisas, antes de proseguir con el silogismo. Espero haber sido ahora más claro. La pregunta que usted debería responder es si la proposición que propongo como conclusión es o no lo que intenta probarse. Yo creo que el título del artículo es bastante elocuente.
    2°Como usted afirma, concuerdo en que sucedieron, pero no concuerdo en que sucedieron tal cual usted los relata. Y considerando que pienso que es capital la veracidad de los hechos en el resultado final del artículo, creo que es ante todo lo que debe zanjarse, es ante todo lo que usted debe probar de forma documentada.
    3° Aun siendo irrelevante para nuestra discusión, perplejo veo que usted considera conocerme. Pienso que esto es improbable y que usted se confunde de persona. Pero, como ya dije, es irrelevante para nuestras líneas en cuestión.

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    1. Se está enredando mucho, estimado. Quizás se adelanta y no ha considerado que falta una segunda parte. Hasta ahora, el artículo sólo se ha reducido a probar que la obediencia tiene, además del pecado, un límite que se llama "órbita propia de la autoridad"; que la desobediencia no implica, siempre y en toda circunstancia, soberbia; y que el hombre no es "animal obediente" sino "animal racional", dueño y responsable de sus propios actos. Hasta aquí sólo se ha hablado de posibles deformaciones y excesos de la virtud de la obediencia. No se adelante entonces y espere a que sea publicada la segunda parte del artículo.
      Respecto de los hechos díganos cuáles no fueron tal como los relatamos aquí y por qué.

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  9. Sr. anónimo de las 8:57 en adelante, deje su palabrerío de lado y vea la realidad que de eso se trata. Su estimación es tan inconsistente cuando dice: "El artículo intenta legitimar las desobediencias "debidas" a la autoridad eclesiástica de San Rafael, y esos hechos mencionados vienen a cuento de la materia en cuestión", como que los hechos mencionados fueron escritos como introducción por el editorialista mientras el artículo es de mi autoría y por tanto independiente de las consideraciones iniciales (supongo que la autoría figurará al final de la segunda parte o tal vez la editorial ha querido protegerme de "represalias").
    Por otra parte, hágame el favor de dejar de tapar el sol con las manos y pretender enrredar a los lectores con todo ese juego silogístico. Si quiere decir algo hable claro y dígame su nombre, para saber si sabe o no de lo que habla. Los que ya peinamos canas, con el corazón henchido de dolor estamos viendo todo el mal que se está haciendo detrás de su escudo. Vemos las traiciones y conocemos a los "tránsfugas" en el sentido literal, no peyorativo, de la expresión.
    Finalmente, veo que no necesita leer la segunda parte pues ya sabe de ante mano como termina: "los castigos impuestos por el Obispo son consecuencias del progresismo", por lo que veo no necesita de mi pluma para persuadirse. Dedíquese a hacer algo positivo con su vida.
    Que Dios lo bendiga.

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  10. En San Rafael no aprenden mas. El problema está mas allá de Taussig, Francisco, etc. El Problema viene de esa necedad de tratar de demostrar que puede haber una "hermenéutica de continuidad" que el concilio fue mal interpretado, que la liturgia nueva puede dar gloria a Dios celebrada devotamente, etc. Quien hace malabares y no se abraza a la tradición en todas sus orbitas tarde o temprano cae, o en este caso ve la mitad de la cuestión. Por lo demás muy bueno el articulo!!!

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